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EL “EDADISMO” SIGUE OCULTO DEBAJO DE LAS ALFOMBRAS

Comisión Ejecutiva Estatal de SUPO

1 de cada dos personas tiene actitudes edadistas. En SUPO siempre estamos del lado de los derechos humanos.

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Si tomando un café con un amigo o amiga, cómodamente sentados en una terraza de bar, ahora que ya tenemos el verano aquí, alguno de nosotros afirmara que 1 de cada dos personas tiene actitudes edadistas, ¿estaríamos de acuerdo?

Pues sin duda ninguna, la respuesta inicial de ambos sería que no, que eso es falso, que sí que existe el edadismo en nuestra sociedad, pero que el hecho de que estadísticamente, la mitad de la sociedad sea edadista no es posible, pero desgraciadamente la realidad es mucho más cruel.

Según un informe realizado por la Organización Mundial de la Salud(OMS) y publicado por la Organización de las Naciones Unidas(ONU)en el año 21, a nivel mundial, se denota con toda claridad que una de cada dos personas mantienen actitudes edadistas, o sea que estadísticamente, uno de los dos de los que participábamos en la conversación a que nos referíamos anteriormente, y que estábamos compartiendo un café en esa magnífica terraza, con toda seguridad sin darse cuenta, en algún momento durante el día, manifiesta algún comportamiento que se puede calificar como “edadista”, es decir que constituya algún tipo de discriminación por razón de mayor edad. Asimismo, en Europa, a pesar de la falta de cultura en este tema, una de cada tres personas declara haber sido objeto de discriminación por su edad avanzada.

Según el informe mencionado:

“El edadismo se refiere a los estereotipos (cómo pensamos), los prejuicios (cómo nos sentimos) y la discriminación (cómo actuamos) hacia las personas en función de su edad. Puede ser institucional, interpersonal o autoinfligido”.

El edadismo institucional se refiere a las leyes, reglas, normas sociales, políticas y prácticas de las instituciones que restringen injustamente las oportunidades y perjudican sistemáticamente a las personas en razón de su edad. El edadismo interpersonal surge en las interacciones entre dos o más personas, mientras que el edadismo autoinfligido se produce cuando se interioriza el edadismo y se vuelve contra uno mismo.”

El problema en muchas ocasiones, es que el “edadismo” es difícil de identificar, en realidad porque no nos hemos parado a pensar mucho o porque tenemos algunas actitudes inculcadas en nuestra forma de pensar que parecen normales, que no tienen ninguna mala intención, que incluso son socialmente aceptadas, pero que, si las analizamos un poquitín más, tienen un marcado carácter de menosprecio, de poca valoración, de desdeño incluso involuntario, hacia las personas mayores.

Hay acciones, como por ejemplo lo que sucedió en pleno apogeo de la pandemia del COVID19, en la que se dejaba morir a las personas mayores en las residencias, o que por el hecho de tener mayor edad los mayores no recibían tratamiento, o lo recibían más tarde, no generan ninguna duda a casi ninguno de nosotros, en identificarlos como un hecho discriminativo por razón de edad y en calificarlo como un comportamiento edadista y que mostró la cara más cruel y denostable de nuestra sociedad y de sus políticos que tomaban ciertas decisiones.

Pero hoy en día, cuando ya no tenemos pandemia visible en el primer mundo, tendremos que pensar poco para encontrar cerca de nuestra casa diferencias en las formas de tratar los problemas de salud, referidos a personas jóvenes o mayores, es como si con la edad se fueran perdiendo los derechos, y ante una sociedad con recursos limitados, fuéramos perdiendo puestos en la cola de atención sanitaria.

Hay otros casos de edadismo más difíciles de identificar; Cuando vamos al médico y hablan a nuestro acompañante, cuando quieren gestionar nuestro dinero, cuando nuestros familiares nos sobreprotegen, cuando no nos ofrecen atención porque no vale la pena por la edad que tenemos, y desgraciadamente cientos de supuestos más, que vemos todos los días en nuestro alrededor.

Es conveniente, que todos conozcamos y seamos conscientes de que, en el caso de las personas mayores, el edadismo lleva asociada una menor esperanza de vida, una salud física y mental más deficiente, la tendencia a la depresión, una recuperación más lenta de la discapacidad y un deterioro cognitivo. El edadismo reduce la calidad de vida de los adultos mayores, aumenta su aislamiento social y su soledad, restringe su capacidad de expresar su sexualidad y puede aumentar el riesgo de violencia y abuso. ¡casi nada!

Por todo esto y por mucho más, desde SUPO queremos avanzar en evitar el “edadismo”, especialmente el que sufren nuestros socios, y sin duda ninguna el primer paso es aprender todos a identificarlo.

En este sentido, son muchas las acciones que estamos acometiendo para que nuestra gente, sepa reconocer con claridad cuando ellos o personas que les rodean sean objeto de discriminación por razón de edad, y una vez identificada y reconocida la discriminación sepamos donde y como denunciarlo.

Este camino, tiene mucho que ver con los derechos humanos, y es en este marco en el que encuadramos gran parte de la lucha para sacar esta lacra de debajo de la alfombra, y lo mejor de todo es que no lo hacemos sólo desde la Comisión ejecutiva estatal, si no que hemos conseguido implicar también a las Comisiones de sección de agrupación, y así con la complicidad de Unidad progresista, ser mucho más efectivos y colaborar en el hecho de preservar los derechos de nuestra gente.

Y una vez iniciado el verano, aunque el “edadismo” todavía existe, todos tenemos derecho a descansar y compartir nuestro tiempo con nuestros seres queridos deseando desde SUPO, a los que leáis este artículo, salud, suerte y felicidad.

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